Cada imagen es un mundo

Los capítulos que componen esta obra exploran diversos objetos culturales (fotografías, documentales, series y películas de ficción, videojuegos, cómics) fruto de la imaginación humana. Como objetos culturales, son «medios expresivos» cuya dimensión sensible, reconocible por cualquiera, ejerce una primera mediación entre autor y espectador (poeta y teórico, diría Aristóteles). Pero esas imágenes sensibles están compuestas de tal modo que alumbran una cosmovisión –imagen racional y deliberativa– conectada con todo un mundo –el nuestro– en cuya interpretación intervenimos todos. Al participar juntos en ese «gran diálogo» colectivo en torno a las grandes obras, ensayamos nuestra potencia especulativa (al pensar, teorizar o imaginar diversas interpretaciones posibles de aquello que observamos) y nuestra potencia práctica (al imaginar y proyectar diversas posibilidades de acción para obtener un bien y realizar nuestra vida). Así, al revisar en diálogo crítico nuestra imagen del mundo, estaremos prevenidos para evitar naufragar en nuestra circunstancia y procurarnos una navegación favorable hacia nuestro destino.

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